miércoles, 17 de agosto de 2011

E l H o m b r e M a c h o


Recuerdo a mi abuelo, un hombre grande y fuerte con ese pelo castaño quemado por el sol, un macho de un solo jean y camisas a cuadros abotonadas a mitad de camino que dejaban ver un pecho lleno de vellos y un bronceado rojiso. Siempre con botas, actitud dominante y cajetilla de cigarrillos en la guantera de su campero. Ese es del primer macho que tengo memoria. Un prototipo de hombre que se ha ido difuminando con el pasar de los días.

Los machos eran así, y digo eran porque es una especie en vía de extinción y no es que el feminismo los haya apaciguado con la fuerza ha cobrado. De lo cual me declaro entusiasta más no fanática. Simplemente eran otros días y los tiempos han cambiado, el hombre ya no es tan hombre ni tan macho como aquellos días, se ha vuelto delicado, descortés y abusivo.

Recuerdo a esos machos, mi abuelo, mis tíos y a su grupo de amigos. Hombres impecables, correctos. Tomaban ron, jugaban cartas, fumaban tabaco y jamás protagonizaron escandalos de esos que tanto se ven hoy en día: ¨Conducia ebrio y atropelló a una pareja¨, ¨Salió de un bar a altas horas de la noche y agredió a su acompañante¨. Hombres de bien, educados y formales. Hombres, hombres. No como los mamarrachos que vemos hoy en día.

El hombre macho no hacía dieta, ni vivía pendiente de cómo cuidar su cutis, sabía cómo arreglar una tubería en la casa y también sabía cómo comportarse en la mesa. Cuando tenía que mostrar su poder en la calle lo hacía y volvía a su casa a satisfacer a su señora e implantar el ejemplo en su familia. 

Ahora, no entiendo dónde y por qué se se fueron perdiendo estos machos? Hombres que sabían de todo, les daba miedo tener miedo, personajes a los cuales era interesante oírle sus historias, ahora solo son un puñado de historias vacías y de temas triviales. El hombre macho le daba valor a la mujer, el hombre macho era hombre.