miércoles, 25 de enero de 2017

Asquerosa Noche

Es de noche, camino, lo hago con dificultad, la suela de mis zapatos se quedan pegadas al asqueroso suelo pegachento, el nauseabundo olor característico de las calles del centro me hacen mantener la respiración para no sentir el asqueroso olor, a estas calles les hace falta aseo, desde que se convirtieron en u corredor peatonal para indigentes, raponeros, vendedores ambulantes y demás personas que invadieron la avenida y se la tomaron como propia, tanto que la han tomado para hacer sus necesidades fisiológicas allí mismo.

Avanzo, trato de no hacer contacto visual con nadie, pero ellos son los que no hacen contacto visual conmigo, los miserables no pueden mirar tres o cuatro metros delante suyo, motivo que explica la mediocridad en la que están sumergidos, si levantaran sus cabezas y miraran serían capaces de ver todas las cosas que no pueden tener y se quejan por no tenerlas, porque es más fácil pedir y pedir, que producir.

Miro a la gente tratando de analizarla por su vestimenta, por su lenguaje corporal y verbal, es lo que me gusta hacer, analizar a la gente e invitar historias alrededor de sus vidas, todos son iguales pero con distintas caras, todos están en grupos, los vendedores se hacen unos al lado de otros para hacerse compañía, parece que todo el mundo necesita pertenecer a algo, ser parte de un grupo y encontrar pares que se identifican o que sienten afinidad hacia lo mismo. Y así van todos los raperos, los punks, los de las barras de algún equipo de  y otras tribus que no sé ni como se llaman, supongo que llamarlos ñeros sería muy agresivo por mi parte.

Lo que no es igual sobresale, imperfectos todos, todos son iguales pero con distintas caras, todos queriendo hacer parte de algo, queriendo pertenecer a algo, buscando la aceptación de los demás para pertenecer a un grupo donde ellos mismos son los que se aprueban o desaprueban según unas normas que quien sabe quién las habrá impuesto. ¿Por qué todo el mundo que veo tiene un absurdo afán a pertenecer a algo, a ser parte de algo? ¿Será que una vida miserable cuando se une a otras más deja de serlo? ¿Algo así como los principios básicos de las matemáticas, menos, con menos da más?

Me gusta caminar, me gusta estar conmigo misma aunque sea en medio de toda esta gente, sé que ellos ni me miran, solo soy yo quien me fijo en ellos, aunque lo dudo y recapacito pensando que ellos quieren mi dinero, y no me vayan a mal interpretar, no quiero decir que me vayan a robar, bueno, o tal vez algunos sí, pero en general, todos están con sus ventas, sus puestos de comida, sus juegos de azar y demás, esperando que caiga algún incauto. Pero esa no voy a ser yo, todos esos juegos me parecen ridículos, tontos y básicos, todo lo que venden me parece de pésima calidad y ni hablar de la comida, solo su olor ya me produce malestar y hasta nauseas, detesto el olor a manteca refrita. Debería usar audífonos para ir aislada en mi mundo, pero no, prefiero escuchar hasta el más mínimo detalle que grita la calle, oigo voces, palabras pero no alcanzo a distinguir nada, es como si hablaran otro idioma, otro dialecto si hablan porque usan las palabras como quieren y hasta usan otras más que jamás he oído.


La oscuridad de la noche esconde las caras de miseria de toda esta gente, gente que me atrevería a decir que solo salen de noche, porque de día se están escondiendo, comparto con ellos que nos gusta la noche, porque se es libre, porque podemos hacer lo que queramos, ya sea intentar ser parte de algo o todo lo contrario, abstraerse de ese todo y ser una sola con la asquerosa noche.