viernes, 28 de junio de 2013

Y sí, ya tengo 30!…


Y no pasa nada, he hecho todo lo que se me ha antojado y hasta más. Ahora que llegué a los 30 y dejo atrás los 20, no entiendo ese miedo absurdo que tienen algunos en cambiarle la primera cifra a su edad, de dónde salió ese amenazante término ¨tercer piso¨. 

Recuerdo con risa a algunas amigas que me decían, ¨yo antes de los 30 tenemos que hacer muchas cosas¨… Viajar, andar de fiesta, hacer locuras, bebernos todo lo que exista, pero todo antes de los 30, porque hay que coger juicio, casarse, tener un hijo, una casa y un montón de bobadas más. Como son mis amigas las quiero, y respeto su forma de pensar, pero no dejo de sentir que es un pensamiento absurdo. Yo sin tantas preocupaciones y taras mentales, lo he logrado, en cambio ellas por estar tan preocupadas buscando al padre de sus hijos, al trabajo perfecto para tener una casa grande digna de porta de revista, y esa cantidad de cosas que se han trasado, no han podido vivir.

Hoy, con orgullo puedo decir que he estado noches enteras despierta de fiesta, en lugar de estar despierta noches enteras por un bebé que no para de llorar. Que me he bebido hectolitros, de lo que se me ha pasado por en frente, que me he besado con más tipos que los que he querido, pero afortunadamente con menos de los que piensan los demás. Que he visto horas y días enteros de películas, buenas y malas, pero de todas he sacado algo. Que he renunciado, que también me han echado. Que he mandado a la mierda, pero también me han mandado a la mierda. Que no he tenido tantos zapatos como he querido, pero tampoco he tenido tan pocos como hubiera podido. 

Los tiempos cambian, así como las personas, nuestra forma de pensar es cada vez más independiente. Muchos de esos cánones establecidos en un pasado hoy tan sólo son historia y caso de hilaridad. Ese tan repetido por todas las madres ¨nosotros a su edad¨. Sí, mamá ustedes a mi edad me tenían y ya habían comprado la finca etc. ¿Pero habían viajado? ¿Se habían dado cuenta que lo que estudiaron no los hacía felices? ¿Habían vivido? ¿Habían disfrutado vivir, realmente? Puedo decir que me siento completa, que he tenido lo que he querido, claro que me hubiera gustado poder viajar más, pero sería injusto quejarme. 

Así son mis 30, igual que mis 20, y quizá llegué a los 40 bajo la misma premisa, no tengo remordimiento de nada. 360 meses, muy bien vividos, 10957 días de aprendizaje, 262980 horas vividas intensamente.