jueves, 14 de julio de 2022

Mi marido, el frígido


 

No es una queja, ni una denuncia pública por escrito, solo la documentación de cuán distintos somos mi marido y yo. Antes que empiecen a señalarme, criticarme, mal decirme y tildarme de ignorante, confieso que desconozco el término que se le da a este síntoma en hombres. Supongo que se trata de un bajo nivel de la libido, alguna anomalía en la testosterona, o una deficiencia psicológica. No por esto lo he dejado de amar, o representa que mi matrimonio esté de capa caída -y empezaré con las frases de doble sentido- son momentos, son formas de sentir y pensar. Mientras él una persona calculadora, metódica, estricta y sobre todo adicto a su trabajo, yo soy lo contrario, adicta sí, pero a las sustancias que me hacen sentir bien, jamás planeo nada y voy a la deriva esperando lo peor de la vida, soy consciente que la vida es un eterno sufrimiento y que nos cuesta hasta respirar. Anoche le dije la vida es lo suficientemente jodida y mal parida como para no satisfacerse con un poco de sexo, no importa si está bien hecho o no, es sexo y es maravilloso, aunque esté mal. Es de las pocas cosas que no nos cuesta -en la mayoría de los casos- para mí, es la recompensa para lo cabrona que es la vida, son unos cuantos minutos sublimes en los que nada más existe, ni los problemas, ni las deudas, ni la angustia, ni la ansiedad tienen espacio cuando se practica sexo. A diario lo hago conmigo misma y los días que no lo hago, debo confesar que paso fatal. 

 

Hay una frase que escuché alguna vez y se me quedó para siempre, el sexo es como la pizza y aunque sea malo, es rico y se disfruta. Ojo, estamos hablando de sexo consensuado, nada de violaciones, agresiones etc. Físicamente los hombres tienen eso que les impide tener sexo forzado -otra vez hay que aclarar, heterosexual y una práctica más o menos normal- en cambio las mujeres si contamos con esa vulnerabilidad física para el sexo no consensuado. Pero ese no es el tema en este momento, estamos hablando de disfrutar, y como leí en un tweet ¨si no fuera por el sexo, renunciaría a ser adulta¨.

 

El sexo es importante y satisfactorio, es sano practicarlo, con una misma y con otros, mejor aún si se quiere al otro y a quién quiero más si no es a mí misma. Esos minutos de placer me hacen olvidar que el mundo es una mierda y que estar aquí es un sufrimiento. Cuando hablo, lo hago por mí misma, no quiero ser vocera de una generación y decir que los millenials o centennials tal cosa, tal vez a algunos les vaya mejor y a otros peor que a mí. Pero en mi caso, me he decepcionado tanto de la vida y la he decepcionado tanto, que el sexo es la única recompensa, tal vez tener un hobbie pueda que se pueda asumir como un premio, o viajar, pero son actividades que nos implican tiempo y dinero. De niña soñaba con tantas cosas, me visualizaba con una vida llena de éxito, pero a medida que vas creciendo te das cuenta que el éxito no solamente depende de ti, hay muchos factores externos que influyen activamente, de manera directa e indirecta y que por más que intentes, sino existe una oportunidad para demostrar el talento, el éxito será esquivo. Por qué todo en mi vida tiene que ser tan difícil, por qué mando hojas de vida, lleno formularios y nada se concreta, por qué la única satisfacción que puedo alcanzar es con el sexo y por qué me toca sola, acaso no merezco ser feliz. ¿Es esta la vida que todos llevamos, incompleta, sin una satisfacción real? ¿Es ley que, si te va bien en una cosa, te tenga que ir mal en el resto? Es tarde para decir que esto no es lo que esperaba y mucho menos lo que quería para mí, también es imperdonable renunciar, ¿por qué no se nos permite decir que no queremos seguir y que nos queremos bajar del bus de la vida? No a todas nos gusta vivir, ni estamos preparadas para ello. ¿Por qué está permitido renunciar a tantas cosas, pero está tan mal visto renunciar a la vida? 

 

Mi marido, es de aquellas personas que no comparten mi manera de sentir y de pensar respecto a la vida, pero yo si debo aceptar que él no disfrute del sexo y entonces no se vea obligado a practicarlo. Hay para quienes el sexo no es una prioridad, incluso no aparece en su lista de intereses, no lo comprendo, tampoco lo comparto, pero lo respeto, tal vez tener una carrera exitosa, mantener y proveer a quienes depende de ellos sean prioridad y motivo de satisfacción. Me encanta el sexo, la desnudez, el morbo y todos esos conceptos satanizados por muchos y que aún son tabú. Me considero en un nivel avanzado en la búsqueda de erotismo, sensualidad y pornografía en la red, no creo ser adicta, pero si reconozco que necesito de las endorfinas que se liberan con los orgasmos. 

 

Advierto, no estoy necesitada de sexo, porque ya me imagino a más de un hombre pensado con la cabeza y no con las neuronas, para mi debe haber una atracción intelectual y física para el sexo, y por esta y otras razones personales, prefiero tener una vida sexual conmigo misma, que supla al bajo deseo de mi marido, a salir a buscar a otra persona. Me encanta fantasear y la red me da la posibilidad de poner a volar mi imaginación y darme un poco de acción con mis dedos, pero hasta ahí. 

 

Por el momento no es más tampoco es menos, ahora bajaré mi persiana y me daré un poco de amor a mí misma para continuar con esta vida de mierda que me tocó. Les agradezco por leerme, espero me sigan en mi cuenta de Twitter @des_empleada comenten este post y se suscriban al blog.

 

Me gustaría leerles, ¿qué opinan ustedes, cuáles son sus casos?