domingo, 25 de julio de 2021

Sticky Floor - En Colombia no progresas porque el ambiente laboral es una mierda

Sí, así es escribo con rabia, tristeza, decepción y dolor. El sticky floor no es algo inventado por mi, es un término muy común que ha tomado relevancia en los estudios de género, donde las mujeres tenemos numerosas dificultades para el acceso en el mercado laboral. Debo resaltar que este fenómeno no solo se presenta en mujeres, también le pasa mucho a los hombres, y aquí debo dejar mi feminismo a un lado para manifestar que el fenómeno del sticky floor nos afecta tanto a mujeres como hombres de manera transversal. 
 
Colombia, un lugar donde la avaricia, la envidia y la competitividad son un rasgo presente en la gran mayoría de sus ciudadanos, a la cual se le suman las pocas ofertas laborales, los malos salarios y las malas condiciones laborales, y todo esto crea el cóctel perfecto para el sticky floor. Y sí, es una queja, una denuncia que nace desde lo más profundo de mi corazón y se sustenta en mi triste experiencia y en lo que he podido ver en mi entorno sociocultural.
 
Para una persona como yo, que en sus primeros años de vida laboral no sabía el costo de la vida, aceptar un trabajo mal remunerado fue el comienzo de una serie de errores, los cuales repercuten hasta el día de hoy, sin embargo la emoción en adquirir experiencia supongo que compensaron aquel primer paso en mi viacrucis laboral. Empecé joven, antes de graduarme de la universidad, ya había conseguido aquel trabajo que como a muchos les ha pasado empezó como prácticas y terminó en una contratación, y acá escuché por primera vez la frase que me ha martirizado en toda mi carrera laboral, ¨tu no necesitas una salario alto, tu tienes plata¨. Independientemente del estatus económico, si vengo por un trabajo es para que me pagues por lo que sé y lo que valgo, estoy segura que nadie trabaja por hobby. 
 
Recordando las palabras de alguien que sabe más de carreras que cualquier otra persona, el gran Martín Emilio Cochise Rodríguez dijo: ¨En Colombia se muere más gente de envidia que de cáncer¨. Nada más cierto, por lo menos en mi caso personal después de analizarlo por años, he podido ver que la envidia de jefes y pares ha interferido en mi carrera, donde en lugar de ayudarme a ser una mejor profesional, al descubrir mi potencial buscan la manera de relegarme, de anularme o de despedirme. Puede que suene egocéntrico, pero cada cual sabe de qué está hecho y qué es lo que tiene para ofrecer, y si una mujer que tiene dos carreras y una maestría no tiene potestad para decir que está preparada y de lejos para cualquier oficio que afronte, no sé a qué estamos jugando. 
 
Cuál es el miedo, cuál es la inseguridad que representa que alguien los iguale o los supere, no son capaces de vivir el éxito a través de alguien más que no sean ustedes mismos. Si compartimos el conocimiento y la experiencia entre todas y todos, vamos a elevar la calidad de las empresas y el talento humano, es lógico. Para esto deberíamos tomar como ejemplo a los deportistas, es interesante ver cómo entrenan y se ayudan unos a otros sin importar que sea una disciplina individual o no, solo están buscando ser mejores y por eso se empujan unos a otros a encontrar sus límites, a superar sus errores y elevar su nivel.
 
Por mi parte seguiré intentando inspirar a cualquiera que trabaje conmigo, intentaré transmitir mi conocimiento y aconsejar desde mi experiencia y mi intuición, porque no hay nada más reconfortante que encontrarse a personas con las que has compartido y que luego te agradecen por haber aportado algo en sus vidas. Hace unos años me encontré con un man que trabajó conmigo, en ese entonces yo era su directora y él estaba en un puesto muy operativo y tenía el talento para ascender, ¿qué hice? le di la oportunidad, le ayudé ajustar dos o tres cosas y ahora es un tipo al que le ha ido muy bien. No sé imaginan la felicidad que me dio cuando me lo encontré y me contó que estaba en una mejor empresa y que estaba en un cargo incluso superior al que yo había tenido. Cuál es esa estupidez que le da a algunas personas para no dar oportunidades, de cerrar puertas, de no dejar crecer. 

Se llama suelo pegajoso cuando no se logra seguir al siguiente escalón, en el caso de las mujeres este fenómeno además conlleva algunas funciones del hogar de las que no se pueden alejar aún teniendo un futuro laboral promisorio. La maternidad también es un factor que influye en este fenómeno y no es de estar en pro o en contra de los niños, porque ese sería un tema para otro ensayo, pero me pregunto por qué una empresa no contrata a una mujer en gestación. ¿Por qué tienen que pagar un periodo de maternidad, por qué es una fuerza laboral que estará en licencia por unos cuentos meses? Esto solo corrobora el pensamiento explotador del empleador colombiano, pensando en recibir sin dar. Teorías en las que se comprueba que empleados con un buen ambiente laboral son más eficientes hay miles, pero bueno, somos colombianos y el pensamiento aquí es obtener el máximo por el mínimo. 
 
Si bien, las capacidades sociales también forman parte de un profesional integro, es decepcionante ver como en muchas ocasiones el lobby, la queridura, o como usted quiera llamarlo, prime sobre las cualidades de un profesional. No estoy diciendo que yo no las tenga, pero sí soy consciente que en momentos me ha hecho falta esa inteligencia social. Mi timidez que en la mayoría de los casos confunden con arrogancia, sin duda han sido un gran palo en la rueda para mi carrera laboral, pero por encima de eso están los malos ambientes laborales y las malas condiciones. Y a pesar que no ha pasado mucho con la reforma laboral, vale la pena poner el tema sobre la mesa, desde que existan figuras como la prestación de servicios, es imposible generar un buen ambiente de trabajo. Mi intensión no es un hacer en este escrito un recorrido por mi vida laboral, sin embargo, hay un caso puntual que quiero traer a colación: una oferta para ser escritura oculta. ¿Qué significa eso? ser una escritora detrás de otro u otra quien se lleva el crédito y que firma una obra que no es suya como propia, robando no sólo el protagonismo, sino los derechos patrimoniales e intelectuales. Para muchas y muchos que se quieren dedicar a un oficio es la primera salida, pero a qué costo, ¿el de renunciar a sus derechos? ¡¿renunciar al reconocimiento?! No solo deberíamos rechazar este tipo de propuestas, si no además, deberíamos denunciarlas, pero no hay entidades, no existen sanciones. Cuántos están o han estado explotados con jornadas de trabajo que ni en la esclavitud, solo porque en su contrato dice: personal de confianza y manejo. Con urgencia se deben revisar y replantear los modelos de contratación en el país, para cada profesión u oficio debería existir un ente regulador que supervise tarifas de acuerdo a cada cargo. Es completamente arbitrario e insultante que a recién egresados les ofrezcan puestos de un millón de pesos y hasta menos. Dicen que los empresarios en el país tienen que pagar infinidad de impuestos, dicen que crear empresa en Colombia es una misión titánica, puede que tengan razón, pero hay que tener en cuenta que aquí, en el país del todo se vale, las leyes están dadas para el empresario y no para el trabajador. Tan solo revisemos los formatos y modelos de contratos de trabajo, en su gran mayoría están para beneficio del empleador y de no ser así, hay forma de hacerle el quite a la ley para salir beneficiado.
 
La prestación de servicios como modelo y puesta en un papel podría ser muy interesante para ambas partes, sin embargo, a la hora de la ejecución quien sale beneficiado es la empresa y no el prestador de servicios, porque en la mayoría de los casos se está presentando un contrato con tintes más laborales que comerciales, como supone la figura. También hace falta programas de promoción y formación en las empresas, es más que lógico que si un profesional no encuentra espacios para crecer en su profesión se va a sentir frustrado, lo cual de alguna manera u otra va a repercutir en su desempeño, pero el jefe, el patrón colombiano no piensa en eso y solo espera producir y producir, sin construir, sin formar. Cuántas personas no han dejado un puesto porque en la competencia les ofrecen quinientos mil, un millón de pesos más. Está demostrado que un trabajador en un buen ambiente laboral es significativamente fiel a su compañía.
 
El Sticky Floor en su versión platanizada; Shitty Floor, -por toda mierda que hay y que han dejado los empresarios y gobernantes- es una realidad que muchas y muchos profesionales tenemos que padecer, el cual impide el desarrollo y el crecimiento de la industria en Colombia, por esto tenemos un país de economía mediocre, donde la informalidad y el emprendimiento superan en número la industria nacional. 

Los que aún no me siguen en twitter: @des_empleada