Es de noche, camino, lo hago con dificultad, la suela de mis
zapatos se quedan pegadas al asqueroso suelo pegachento, el nauseabundo olor
característico de las calles del centro me hacen mantener la respiración para
no sentir el asqueroso olor, a estas calles les hace falta aseo, desde que se
convirtieron en u corredor peatonal para indigentes, raponeros, vendedores
ambulantes y demás personas que invadieron la avenida y se la tomaron como
propia, tanto que la han tomado para hacer sus necesidades fisiológicas allí
mismo.
Avanzo, trato de no hacer contacto visual con nadie, pero
ellos son los que no hacen contacto visual conmigo, los miserables no pueden
mirar tres o cuatro metros delante suyo, motivo que explica la mediocridad en
la que están sumergidos, si levantaran sus cabezas y miraran serían capaces de
ver todas las cosas que no pueden tener y se quejan por no tenerlas, porque es
más fácil pedir y pedir, que producir.
Miro a la gente tratando de analizarla por su vestimenta,
por su lenguaje corporal y verbal, es lo que me gusta hacer, analizar a la
gente e invitar historias alrededor de sus vidas, todos son iguales pero con
distintas caras, todos están en grupos, los vendedores se hacen unos al lado de
otros para hacerse compañía, parece que todo el mundo necesita pertenecer a
algo, ser parte de un grupo y encontrar pares que se identifican o que sienten
afinidad hacia lo mismo. Y así van todos los raperos, los punks, los de las
barras de algún equipo de y otras tribus
que no sé ni como se llaman, supongo que llamarlos ñeros sería muy agresivo por
mi parte.
Lo que no es igual sobresale, imperfectos todos, todos son
iguales pero con distintas caras, todos queriendo hacer parte de algo,
queriendo pertenecer a algo, buscando la aceptación de los demás para
pertenecer a un grupo donde ellos mismos son los que se aprueban o desaprueban
según unas normas que quien sabe quién las habrá impuesto. ¿Por qué todo el
mundo que veo tiene un absurdo afán a pertenecer a algo, a ser parte de algo?
¿Será que una vida miserable cuando se une a otras más deja de serlo? ¿Algo así
como los principios básicos de las matemáticas, menos, con menos da más?
Me gusta caminar, me gusta estar conmigo misma aunque sea en
medio de toda esta gente, sé que ellos ni me miran, solo soy yo quien me fijo
en ellos, aunque lo dudo y recapacito pensando que ellos quieren mi dinero, y
no me vayan a mal interpretar, no quiero decir que me vayan a robar, bueno, o
tal vez algunos sí, pero en general, todos están con sus ventas, sus puestos de
comida, sus juegos de azar y demás, esperando que caiga algún incauto. Pero esa
no voy a ser yo, todos esos juegos me parecen ridículos, tontos y básicos, todo
lo que venden me parece de pésima calidad y ni hablar de la comida, solo su
olor ya me produce malestar y hasta nauseas, detesto el olor a manteca refrita.
Debería usar audífonos para ir aislada en mi mundo, pero no, prefiero escuchar
hasta el más mínimo detalle que grita la calle, oigo voces, palabras pero no
alcanzo a distinguir nada, es como si hablaran otro idioma, otro dialecto si
hablan porque usan las palabras como quieren y hasta usan otras más que jamás
he oído.
La oscuridad de la noche esconde las caras de miseria de
toda esta gente, gente que me atrevería a decir que solo salen de noche, porque
de día se están escondiendo, comparto con ellos que nos gusta la noche, porque
se es libre, porque podemos hacer lo que queramos, ya sea intentar ser parte de
algo o todo lo contrario, abstraerse de ese todo y ser una sola con la asquerosa noche.
Da asco. Que forma de ser tan miserable y cruel.
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