lunes, 14 de enero de 2019

Maldito Lunes. Angustia de una desempleada



Todos detestan los lunes, pero no se han puesto a pensar en lo terroríficos que son cuando no se tiene empleo. Recuerdan Lunes al Sol? Para quienes no, es indiferente, el título ya grita por la película. Este escrito tiene dos sentimientos, el primero es que mi blog va a cumplir 9 años, eso me parece muchísimo, es la mayor cantidad de tiempo que algo me ha acompañado en la vida. Y yo haciendo virtud de este gran instinto materno me he acordado de mi hijo abandonado y hoy quiero recuperarlo, tiempo, pereza, procastinación… no sé cuál haya sido realmente la excusa para dejarlo olvidado. Hoy como buen lunes, desperté sin saber qué hacer, en qué ocuparme y recordé este Blog, lo leí todo, me salió una sonrisa, me hizo llorar, me hizo evocar miles de sentimientos, pero sin duda el más importante fue recordar lo rico que es escribir. Lo sé, siento que he perdido un poco mi toque y mi autenticidad, porque es lo que pasa cuando se escribe para otros. 

Me prometí a mi misma volver a escribir, independientemente de tener ocupación o no. Claro en este momento de desempleo, de cantidad de horas libres será más fácil, pero esta vez no me traicionaré cuando vuelva a reintegrarme al vertiginoso y agotador mundo corporativo. 

Tantos sentimientos para un lunes, empiezo llena de energía y con ganas de comerme el mundo, con ganas de conquistar un trabajo soñado, o un trabajo… o la ilusión de hacer algo. Mi vida es que me lean, que me escuchen, no simplemente escribir sin emitir un mensaje, porque escribir para nadie no tiene sentido alguno. Es horrible sentirse llena de energía y no tener un ocupación, el día avanza y el deseo va tomando forma de frustración, quiero sentirme útil y productiva para sociedad, los complejos y desilusiones me persiguen. –Por qué no consigo un trabajo? Qué he hecho yo para caer en las manos del desempleo, del desocupe?- Culpo a las instituciones y las corporaciones, a sus métodos, a cómo funciona el mundo y a quienes lo manejan. Pero también recuerdo lo que es estar al otro lado y lo bien que es estar en la cima, aunque sé que aquella cima es efímera, me culpo por tomar este camino y pretender ser una artista cuando pude haber optado por ir como la mayoría, encasillada en un trabajo estable y seguir el patrón que ordena la sociedad. Me culpo y me trato de estúpida por fantasear que puedo vivir del arte en este país, en este mundo, en este momento de la historia. También me culpo por ser una mala artista, una mala mártir, porque conozco muy bien la vida de mis heroínas y héroes todos ellos sufrieron, fueron incomprendidos o vivieron la mayoría del tiempo sin un peso en el bolsillo. 

Me aterra mi situación monetaria, no quiero ni mirar mi cartera porque sé que en ella no hay nada más que desesperanza. Soy tan mala con las finanzas que de lo poco que gané hoy no me queda nada. –Un montón de muebles y zapatos que no sirven para comer, ni para pagar la renta, ni mucho menos los servicios que se van acumulando como los momentos de tristeza que me llenan por sentirme inútil-. 

Otro lunes que quiero que se acabe rápido porque voy perdiendo la esperanza de conseguir un nuevo empleo, me pasa el tiempo, me alejo de la oportunidad de encontrar algo que este a mi nivel y mi  aspiración. Siento que las publicaciones que encuentro son un poco elementales para mi, sin duda si envío mi hoja de vida, quien la reciba va a temer que me quede con su puesto. Sí, estoy diciendo que estoy sobre calificada, sí tengo un ego enorme, pero también sé que cada vez hay menos vacantes para cargos de mi perfil. Me quedó grande la vida? Tal vez. Soy insoportable y por eso no me contratan? No lo sé. Me culpo porque en este oficio, es difícil encontrar un trabajo estable y duradero, todos los proyectos tienen principio y final, me culpo por no haber sido precavida y haber guardado dinero o haberlo invertido en algo rentable que me ayude en estos momentos de paro. Trato de idear una forma para salir de este hoyo, algún negocio rentable que me dé liquidez inmediata. –Uber? No! No tengo ni la personalidad, ni mucho menos el medio para hacerlo, mi carro casi clásico de artista decadente no está en el listado de carros permitidos por la plataforma-. 

Todo lo que se me ocurre o que está entre mis posibles opciones, son planes a largo plazo, pero necesito resolver lo inmediato, ni los bancos, ni el mercado, ni los recibos de los servicios van a esperar a que mi novela tenga éxito, pero también me entra la incertidumbre y si es un fracaso rotundo? Habré perdido cantidad de tiempo imposible de reponer, me habré metido en más deudas y lo peor aún habré desperdiciado mi energía en un sin sentido que muy bien lo hubiera podido aprovechar mejor en algo que si me significara dinero. 

Culpo a mis padres por no haberme dejado una gran herencia con la cual pudiera mantenerme y dedicarme a mi arte sin preocuparme, reniego que no me hayan dado ni una propiedad de la cual poder vivir. Siento que tengo la familia equivocada para esta vida que he elegido. 

Recorro mi casa, organizo lo que se me antoja, lavo los platos y las ollas las dejo para que María la señora que me ayuda se encargue de ellas. Sí, es irónico pensar en tener a alguien que se haga cargo de la casa, sabiendo que tengo tanto tiempo libre. Sin embargo soy consiente de mi labor, de mi oficio o soy una ama de casa o soy escritora, mi deseo es lo segundo. 

Maldito lunes que me hace recordar que inicia otra semana en la que estoy sin oficio, mi optimismo que se ha agotado, me colma de un inmenso desasosiego que me impide escribir, me recrimino por no utilizar este dolor como combustible para escribir, sabiendo que de las peores situaciones es que aparecen las grandes obras, o al menos eso es lo que dicen los grandes autores. –Será que es una mentira piadosa para llenar de esperanza a los menos afortunados?- Recostada en la cama a punto de llorar y después de dar mil vueltas a ideas, palabras y estupideces en distinto orden por mi cabeza, tomo fuerza para ponerme frente al teclado y pulsar con más resignación que emoción, veo que aparecen letras en la pantalla de mi viejo computador y compañero de mil batallas, palabras que plasman lo que llevo entre pecho y espalda, siento, tecleo, mi alma se va desnudando en una serie de palabras, me vuelvo a sentir en ese pequeño nirvana que se alcanza cuando el corazón se plasma en un escrito. Pero se quiebra el hechizo cuando llega una notificación a mi teléfono que anuncia que el pago de mi factura de internet ha sido rechazado. Se ha ido el mood, lo que había estado esperando por semanas lo he perdido, me vuelvo a frustrar y ahora tengo que desgastar mi energía en solucionar este inconveniente, no puedo quedarme sin internet, cualquier cosa menos el internet. 


No sé cómo habrán llegado a este escrito, por los invito a seguirme en este Blog, o en mi Twitter: @Des_empleada. 

1 comentario:

  1. Te sigo desde hace rato, no soy escritor ni nada por el estilo, mi cuento son los animales, así que perdona por la redacción.

    Odio el dinero, pero es un mal necesario, desafortunadamente conseguirlo es un martirio aún peor, ánimo, no estas sola.

    ResponderEliminar