Un día como cualquiera decidí crear mi cuenta en Twitter, la verdad tenía unas cosititas por decir y ya, pensé que desahogarme en 140 caracteres sería bueno, además que sería una buena forma enganchar lectores a este Blog que aún parece que lo leen los mismos de siempre.
Pero así y sin más nada llegué al tweet 550, un número que consideré especial y decidí retirarme, era una decisión definitiva, pero nunca encontré que dijera eliminar cuenta o algo así. No fue fácil, pero siempre pensé que ya no tenía sentido seguir tweeteando, el Blog no fue un éxito y esa era la función de estar en Twitter, entonces me fui.
Me fui y creo que nadie lo notó. Los primeros días era muy complicado coger el celular y no ir directamente a la aplicación de Twitter o prender mi computador y no abrir mi amado TweetDeck. La verdad, no pude resistir mucho y comencé a leer y leer tweets sin escribir. Leí cosas buenas, y otras no tanto, comencé a seguir gente e incluso gente me siguió sin que yo tweeteara algo, bueno eso me hizo sentir bien, que aun sin escribir nada la gente me siguiera.
Pero timelines tan malos fueron los que me hicieron cambiar de opinión y estar vuelta en Twitter. Mi regreso fue un poco más notorio que mi retiro, una carita feliz para mi y no es que quiera ser la tweetera más querida del mundo o la que más followers tiene, pero eso siempre ayuda a la pequeña ególatra que llevo dentro y que creo que todos tenemos.
Entonces si nadie o mejor; si pocos escriben cosas buenas, pues yo lo haré. Al fin y al cabo el trabajo sucio es para pocos.